La insoportable levedad de la afección

“Cultive las virtudes romanas: la dignidad, el orgullo, el estoicismo hasta la muerte”
J.G Ballard , Hola América.


-comienza Elias Canetti su monumental tratado sobre la masa y el poder de la siguiente forma “Nada teme el hombre más que ser tocado por lo desconocido……el terror ante un contacto inesperado puede llegar a convertirse en pánico.”
Les propongo algo, a modo de tarea para el hogar piensen hace cuanto no tienen una experiencia. Entiendo experiencia como el ser afectados por una situación/ acontecimiento de manera que antes y después de ella nos sintamos distintos, cambiados, otros.
Evidentemente nos toca vivir en una época en que algo cambió. No quiero quedar como un abuelo resentido de tribuna que putea a los jugadores diciendo que los jugadores de antes eran mejor que los de ahora, sin embargo creo que hace unas décadas era todo mas denso, más pesado, tal vez como pronosticaba Ballard en su prólogo a Crash de 1974 estamos viviendo en un mundo gobernado por la publicidad y los pseudoacontecimientos, algo está agonizando en un hospital conectado a un respirador, el paciente : el afecto.
las cosas fluyen , todo pasa sin dejar huella sin dejar una impronta. Pasamos de la carta al mail, del llamado telefónico al mensaje de texto, de la Napo con fritas a la milanesa de soja con ensalada de rúcula. Una época baja en calorías como diría un conocido mío.
Bien, ese es el cuadro, ahora si nos detenemos un poco a pensar por que nos pasa eso, se me ocurre una tentativa respuesta.
Creo que el problema de la falta de experiencia pasa por el miedo a ser tocado, como bien dice Canetti en el párrafo antes citado, el problema es nuestro, de las personas, no de los acontecimientos. Cualquier acontecimiento puede devenir experiencia en la medida en que estemos dispuestos a que al ser atravesado por ellos nos transformemos, nos afecte (para bien o para mal) desde leer un libro hasta una orgía romana.
Estas relaciones están signadas por su baja intensidad, no queremos que nada nos afecte mientras menos denso mejor. No sea cosas de que nos crucemos con un fantasma al que todos le tememos, el sufrimiento, el dolor. Ahí está uno de los kit de la cuestión, ante el dolor tenemos dos opciones, o le huimos, a esta altura la industria nos ha proveído de las mil maneras de escaparle, desde el entretenimiento a todas las drogas (legales e ilegales). La otra opción es hacerle frente, sin especulación, si hay que sufrir, sufrimos, claro que para eso hay que superar el temor a ser tocados, dejarse afectar. Todo un desafío, sin embargo contamos con un beneficio ya nos lo acercaba Nietzsche hace más de un siglo en el crepúsculo de los ídolos, lo que no nos mata nos hace mas fuerte.
De eso se trata, ante un muy bajo umbral de resistencia al dolor la mejor receta sería elevarlo, que cada vez sea más difícil el ser afectados por el dolor por que mientras mas alto sea nuestro umbral más frente le vamos a poder hacer a eso que nos atormenta desde las sombras. Justamente, el hecho de que nuestras relaciones sean de muy baja intensidad hace que no podamos soportar que la intensidad se eleve más de la cuenta.
Ernst jünger en sobre el dolor, (texto muy recomendable) nos acerca a dos personajes del pasado para pensar nuestra relación con el dolor, el guerrero y los héroes, cuya relación con el dolor era profundamente distinta de la nuestra, la sentimental.
Mientras que nosotros estamos pendientes de cómo eludir nuestra relación sobre el dolor, expulsarlo de la vida, ellos, hacen lo inverso, incluirlo en la vida de manera que todo el tempo tengamos un escudo en el brazo para defendernos. La vida incesantemente en contacto con el dolor. Una disciplina ascética dirigida a lograr un endurecimiento como el del acero. UNA ACERACIÓN.
Los dejo con esto último, los estoicos, realizaban ciertas prácticas ascéticas para elevar eso que llamé el umbral de resistencia, una de esas prácticas era no comer, una renuncia, no era la renuncia por la renuncia misma, sino que era la renuncia para que el día que nos falte estemos preparados para aguantarlo y el día que lo tengamos podamos tomarnos el trabajo de disfrutarlo.

4 comentarios:

ori dijo...

coincido con el diagnostico cultural respecto a la baja intensidad de nuestros todos los dias, y de nuestra renuencia a exponernos a aquello que minimamente tendriamos que masticar, o por lo menos apretar la mandibula fuerte, antes de poder digerir. eso que aca voy a llamar experiencia, eso que marca una impronta en la temporailidad, un salto, eso que rompe su estructura vacía y homogénea de reloj, en la que el tiempo puede ser una sumatoria de invariantes, constantes, segundos, unos tras otros. iguales.
me parecio que el amigo saer, tiene algo para decirnos respecto a la perdida de la experiencia, en su reescritura de la famosa degustación de la magdalena de proust, pero en el siglo xx:

" otros, ellos, antes, podían. mojaban, despacio, en la cocina, en el atardecer, en invierno, la galletita, sopando, y subían, despues, la mano, de un solo movimiento, a la boca, mordían y dejaban, durante un momento, la pasta azucarda sobre la punta de la lengua, para que subiese, desde ella, de su disolucion, como un relente, el recuerdo, masticaban despacio y estaban, de golpe ahora, en primer lugar, la lengua, la galletita, el té que humea, los años: mojaban en la cocina, en invierno, la galletita en la taza de te, y sabian, inmediatamente, al probar, que estaban llenos, dentro de algo y trayendo, dentro, algo, que habian, en otros años, porque habia años, dejado, fuera, en el mundo, algo, que se podia, de una u otra manera, por decir asi, recuperar, y que habia, por lo tanto, en alguna parte, lo que llamaban o lo que creian que debia ser, ¿no es cierto?, un mundo. y yo ahora, me llevo a la boca, por segunda vez, la galletita empapada en el te y no saco, al probarla, nada, lo que se dice nada."

guau! que bonito y triston... pero para no caer en fatalismos, yo quiero hacer una recomendacion positiva, en contra del adormecimiento de nuestros sentidos, y de nuestro consumo ready made: king crimson! ... es una banda dura de digerir, pero es una invitacion para quien le plazca levantarla!
sin mas, y volviendo a caretearla un poquitin en el laburo me despido!
exitos!

maçha dijo...

creo acertado el diagnostico, me cabe la idea de tratar de enfrentarse, de meterse en la experiencia, en cada cosa. Pero tambien creo necesario agregar que para entender lo que nos pasa, sería piola señalar algo la sobre- estimulacion desde el consumo sumado al problema de la confianza y a una suerte (aunque la palabra no guste mucho) de Anomia. Porque no creo que el miedo se solamenet una cuestion de intenciones personales. el miedo se impone como norma, donde decaen las relaciones basadas en la confianza mutua, en el cumplimiento mutuo de promesas implicitas.. esto creo q lo que hace es en vez de darnos armaduras para enfrentar la vida, forjarnos de "baterías anti*-misiles", que buscan destruir cada cosa que se nos presenta a gran velocidad, por eso tambien las relaciones que priman son las mediadas, por la tecnología, por mediciones de confianza (mercado libre es el mejor ejemplo pero da para un articulo entero), numeros, etc. Estos a su vez creo forman otro tipo de persona, que si bien es cagon, en determinados campos focaliza su accionar y su creatividad, cuando encuentra esa confianza. esta medio desordenado eso, en un par de dias lo escribo mejor y lo subo al bloog directamene salu' igual me cabio

Anónimo dijo...

Ya valoraba el Romanticismo el vivir intensamente. El dolor y el sufrimiento son simplemente otros colores que el paisaje nos pone frente a la vista (por cierto, no menos hermosos que el resto, estos matices): quien no es capaz de apreciarlos, o quien simplemente los ignora o rechaza, se pierde una pincelada de aquel dibujo; el paisaje, entonces, deja de ser lo que sería en su totalidad, pierde esencia.
Las relaciones que propone la aldea global son más bien superficiales, por qué no, livianas. El profundizar esos sentimientos, es cierto, corresponde a las personas y no a los acontecimientos, aunque las circunstancias del hoy continuo nos hagan fluir casi obligatoriamente.
Parémonos frente a la corriente, entonces, y que el agua nos entre por la nariz.
Saludos, y espero poder comentar seguido por estos pagos.

lean dijo...

Muchas gracia a los que se tomaron el trabajo de leerlo y se interesaron por el artículo.
Macha , conincido con lo que decís pero no me entraba todo en un artículo. Príximamente voy a agregar una segunda parte sobre la experiencia/dolor desde jünger foucault y Ballard vinculado a la disciplina y la técnica donde voy a tratar de incorporar lo que vos estás diciendo