hay caminatas donde cada adoquín pisado trae consigo fragmentos de pasados; viscerales vidrios rotos en reflejos y superficies

la ciudad abierta se tiñe de colores familiares:
espacioespacioespacioespacse levantan negros
espacioespacioespacioespacedificios claustrofóbicos
espacioespacioespacioespaccon la forma de mis ojos
espacioespacioespacioespacioespacioespaciiesos perdidos
espacioespacioespacioespacioespacioespaciicaminantes

me evaporo en las calles
espacioespaien mis voces de bocinas
espacioespaien mis pasos de abismo

hasta que me carcomen las hojas en la simultaneidad de su caer, hasta que los rumbos me vacían con sus opciones, hasta que los invitados me echan al exterior de mi interior. tan poblada es la soledad...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ori, la poesía es buena, aunque si pensamos en lo que, (aun cuando criticos literarios y propios escritores me detesten), podríamos llamar una nueva literatura argentina, digamos que la poesía se torna un tanto anacrónica, pero no deja de ser buena por ello. Claro, uno podría pensar que tal anacronismo literario se sostiene ya adrede y redundante desde el inicio, cuando se expresa que adoquines pisados retrotraen momentos pasados. Sin embargo, todos sabemos que leer Pizarnik está bueno, con la mayor modestia te sugiero que además de leer a Pizarnik le añadas a aquello que escribís un estilo más propio. Y quizás menos solemnidad (apego a la vieja literatura) y más brillo.